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Tricky – Teatro Caupolicán, Santiago de Chile [22.08.2009]

Tricky – Teatro Caupolicán, Santiago de Chile [22.08.2009]

Txt por The Deepest y fotos por Felipe Fontecilla

Con una muy buena canción de Phil Collins (no recuerdo el nombre, pero que aparece en el disco “But Seriously”) comenzaba el concierto de Tricky.  Y tal como siempre imaginé, este padre del trip hop se veía bien gangsta, bien callejero y bien flaite en el buen sentido de la palabra.  Y claro, si me permiten usar jerga chilena.

Acompañado de una banda de rock a los que dirigía a punta de señas y una muchacha que parecía ser bien fina, se iniciaba la esperada presentación. ‘Puppy toy’ fue la primera canción en ser interpretada, con Tricky y Francesca cantando de cerquita, casi juntos. Eso me pareció fabuloso, íntimo.

Con el transcurso del tiempo pudimos ver a Tricky caminando como Pedro por su casa, como lo haría un rapero circulando por el Bronx. Hasta me pareció que de vez en cuando joteaba a Francesca mientras ella cantaba. Se le ponía por atrás y rezaba o miraba al cielo gesticulando.  Todo un mostro. Un showman ebrio, un anfitrión en su casa manejando la fiesta.  Elevaba las manos como dándole gracias a Dios por estar aquí, disfrutando.  El estaba en su salsa, fumando, tomando, vacilando.  Cantando de vez en cuando, deambulando, golpeándose el pecho con los micrófonos.

Además hubo momentos emocionantes como cuando interpretaron ‘Overcome’ del aclamado ‘Maxinquaye’.  Es en esos mometos en donde se podía sentir al Tricky de antaño.

Al tricky mas lento, mas hipnotizante, mas escalofriante.  Y claro Francesca nuevamente haciéndolo de lujo.  Por momentos se podía sentir la cadencia, la tranquildad y en otros toda la fuerza del punk gansta rock, si le queremos poner color.

En varios momentos me vi sorprendido, debo decirlo.  Como cuando se bajó al público y camino tranquilo entre la masa.  Como cuando llegué a sentir que escuchaba a “Body Count”, ese grupo rap-metal en que cantaban unos guatones, unos gordos raperos bien rudos. Como cuando hicieron el cover de Motorhead. Como cuando la gente, en masa, se subió al escenario volviendo locos a los guardias de seguridad y manteniendo a Tricky y al público entretenidísimo. En un momento no se si lo imaginé, pero cuando la gente enardecida bajaba ya del escenario, uno de los guardias tomó a Tricky de la cintura y lo instó a bajar del escenario, a lo que al parecer él contestó: “Hey man, I’m the rockstar mothafucka”, con lo que el guardia se disculpó y desistió de bajarlo. Todo una experiencia visual, humor del bueno.

Yo sinceramente creo que Tricky estaba algo drogado y alcoholizado aunque puedo estar equivocado.  Se veía que a ratos bebía algo y que fumaba mucho.

Ya mas tarde, varias horas después del concierto coincidíamos con un amigo en lo pimp que nos había parecido.  Pasamos un buen rato riendo, claro, gracias a Tricky.

Se notó que Tricky es alguien que disfruta de ser alabado por la gente, que sabe dirigir, que sabe ser popular al máximo, sabe deambular por el escenario, haciendo lo justo y lo necesario, tirando quejidos, utilizando a sus músicos, gesticulando bastante y rellenando a punta de pintamonismos.  Hasta se echó el korg del tecladista.  O estuvo a punto.  Un tricky manejando la cosa desde arriba.  Un manipulador eximio.

Debo decir si, que si no hubiese sido por la maravillosa Francesca, que movía su cuerpo sutilmente al son de la música (una mujer de apariencia muy agradable), el concierto hubiese parecido una presentación casi instrumental.  Un verdadero acierto el de este procer del trip hop, especialista en encontrar sensualidad en la voz femenina.

Finalmente, por todo esto tricky es Tricky Kid y  por eso se le respeta y se le considera entre los grandes, el Prince de los 90s como alguien dijo una vez por ahí.

Todo el trabajo que ha hecho como solista y junto a Massive Attack lo avalan en un 100%.  toda esa música para reptar, música para pegarse y desentenderse un poco.

Todos esos excelentes momentos que de seguro muchos de nosotros pasamos gracias a su música.

Terminaba el concierto con la gente aplaudíendo, chiflando  y agradeciendo y un amigo mío, gritándole a uno de los guardias “si te pillo me hago un par de chalas” por no haberlo dejado subir al escenario en donde compartiría con nuestro ídolo.  Lo bueno es que había buen ambiente, vendían traguitos y las chiquillas estaban impecables.

Enhorabuena Tricky Kid.