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Alison, you have killed me

Alison, you have killed me

El midnight boom es el momento en que la luna se planta en lo más alto del cielo y reclama sus dominios sobre el mundo. Un momento de estremecedora e inquietante belleza en el que los niños y las niñas buenas tienen que irse a la cama a dormir. Cuando seas padre comerás huevos y  trasnocharás, conocerás a alguien y no te dará nada más que problemas y quebraderos de cabeza. Eso dice el tópico, la realidad se asemeja bastante. En esos momentos nada puede funcionar mejor que observar la luna o escuchar un buen “Midnight Boom”.

Bajo ese nombre, The Kills nos presentaron en 2008 su tercer trabajo. A pesar de conseguir sus mejores cifras de ventas, no consiguieron romper los charts a ninguno de los dos lados del Atlántico (si bien ha sido la primera vez que han logrado entrar en el Billboard 200). Pero más allá de las listas de ventas hay otra vida (aunque artistas como Morrissey o Lily Allen parezcan estar sólo preocupados por eso) y con este “Midnight Boom” han conseguido una repercusión mediática mucho mayor que con sus dos anteriores trabajos. Las reseñas han sido más benévolas que nunca, “Cheap and Cheerful” se convirtió en uno de los temas más radiados en los clubes de medio mundo, se pasearon por los más importantes festivales estadounidenses y europeos (y no a las horas vespertinas dedicadas a hypes y grupos de nueva hornada, sino en horarios más cercanos a su idolatrado “midnight boom”), sus temas han sido pasto de los publicistas (que han visto bien en incluirlo en comerciales y series de culto para adolescentes) y su legión de fans ha crecido más que nunca. Un excelente año para la banda angloamericana que intentará prolongar durante este 2009. Por el momento ya están haciendo bien la tarea: una nueva gira mundial, la reedición de su icónico disco debut “Keep On Your Mean Side” y un nuevo proyecto junto a Jack White.

Nunca podrías pensar que un molesto vecino de habitación de hotel podría acabar convirtiéndose en tu alma gemela. Más o menos eso es lo que cuenta la leyenda de cómo se encontraron la estadounidense Alison Mosshart y el británico Jamie Hince. Un estudiante de arte rebotado de su grupo punk Scarfo y una jovencita rolliza con tres discos punk a sus espaldas como vocalista de Discount. Como si de un acto psicomágico se tratase, ambos cambiaron sus nombres por los de VV (ella) y Hotel (él) para emprender la nueva andadura sin ningún tipo de fantasma del pasado que les incomodase. Un pacto musical que tuvo que sobrevivir los primeros meses condicionado a la compañía de correos que llevaba a un lado y otro del charco las cintas de grabación que tanto uno como otro se enviaban. Tras la publicación de un tema como VV and Hotel (“Restaurant Blouse”, fácilmente encontrable en la red de redes), la verdadera ruptura del pasado punk llegó con su primer EP, “Black Rooster”. Los demonios del punk se diluían y la banda se adentraba en los ambiguos terrenos del lo-fi. Todavía hoy “Cat Claw”, el tema que abre este EP continúa siendo una carta de presentación perfecta para el dúo. La elegancia en la ejecución de las guitarras de Hince y las distorsiones creaban un ambiente propicio para que la voz de Mosshart se dejase llevar y alcanzase cotas a las que nunca habría llegado de continuar en su anterior banda. Pero este “Black Rooster” ya contenía una pequeña joyita: “Wait”. En la  película futurista “Children of Men” de Alfonso Cuarón, el locutor de la radio presenta esta canción como “Un tema para todos los nostálgicos. Un recuerdo del pasado, con una canción de 2003. Aquella maravillosa época en la que la gente se negaba aceptar que el futuro estaba a la vuelta de la esquina”. Segundos después la apariencia de tiempo suspendido que da la canción se ve interrumpida violentamente por el fantasma del caos y la muerte. Una perfecta conexión con las composiciones de la banda.

Llegó  la hora de la puesta de largo. Con un contundente “Keep On Your Mean Side”, la banda se amparaba en el Do It Yourself y se autoproducía, diseñaba la portada y conseguía una colección de doce temas de estremecedora crudeza. Repetían “Black Rooster”, “Wait” y “Cat Claw”, a los que se unían maravillas como “Superstition”, la hipnótica “Hitched” o “Fried My Little Brains” (una de sus canciones más perfectas). La cadencia de “Kissy Kissy” remitía directamente a la icónica y perfecta “Venus In Furs” de The Velvet Underground (tema que se atrevieron a versionar poco después) y la voz de VV recordaba por momentos a la atemporal PJ Harvey en “Pull a U”. La fiebre se desataba y los críticos intentaron clasificarles dentro de un género. La denominación de etiquetas musicales es uno de los pasatiempos favoritos de todo aquel crítico musical, tanto de barra de bar como de revista (si es que hay alguna diferencia entre ellos). Este álbum no era ni lo-fi puro, ni garage, ni mucho menos indie rock al uso. Esta mezcla distorsionada les introducía de lleno en la esfera de The White Stripes (con los que la prensa se empeñaba en comparar) y otra banda que ese mismo 2003 dio lanzó su primer LP: Yeah Yeah Yeahs. Pero ellos no querían ser como los demás, y con un sonoro “Fuck The People” desbarataban todo tipo de comparaciones.

 

Fueron años de desplantes a la prensa y de la construcción de una imagen antisocial que hicieron que la espera del segundo largo se hiciese más entretenida y las expectativas fuesen más grandes. “No Wow” no defrauda en ningún momento y The Kills no se desinflan como The Strokes tras “Is This It”, ni exprimen la fórmula como The Raveonettes, sino que dan un paso más hacia el corazón de las tinieblas. El tema que abre y da nombre al disco se convierte en un clásico instantáneo gracias a la guitarra distorsionada de Hotel y sobre todo a la ruda sensualidad de VV. Más desnuda que nunca, la voz de VV se crece hasta niveles insospechados en “Love Is A Deserter” y no para hasta el “Murder Mile”. Las aceleradas bases electrónicas que hacen aparición en los citados temas y en el glorioso “The Good Ones” se convierten en una de las señas de identidad más claras del dúo y que no dudarán en repetir en su tercer largo. La rabia contenida de “I Hate The Way You Love” (especialmente la primera parte) remite al primerizo “Black Rooster”, haciendo las delicias de todos aquellos mártires del siglo XXI. Caso aparte es la pequeña delicatessen que es la interpretación de “Ticket Man” únicamente con la voz de Alison y el piano que cierra el disco.

Segundo disco en la calle y una fama que avanza a pasos agigantados. Es la hora de las colaboraciones: Alison Mosshart hace coros para el fallido “Riot City Blue” de Primal Scream y se deja caer en el mejor tema del descafeinado “Meds” de Placebo, haciendo una de las cosas que mejor sabe hacer: la repetición de frases enfermizas. Si bien su predilección por The Velvet Underground, PJ Harvey o James Murphy (LCD Soundsystem) es vox populi, sorprendieron a todos con su participación en el anglotributo a la figura de Serge Gainsbourg en “Monsieur Gainsbourg Revisited” junto a Cat Power, Jarvis, Portishead o la mismísima primera dama francesa. Para este sentido tributo no eligieron un tema de los más conocidos del dios francés (pagaría por una interpretación suya de “Comic Strip” o de “Bonnie & Clyde”), sino que se decantaron por una sentida cover de “La chanson de Slogan”, reconvertida para la ocasión en “I Call It Art”. Una pieza estremecedora que inexplicablemente no han tocado nunca en directo y que podría servir de contrapunto perfecto a la explosión de adrenalina de temas como “Fried My Little Brains”. El capítulo de colaboraciones continuó al emular en directo a Nancy Sinatra con una versión de “Paris SUmmer”, en la que Miles Kane hacía lo propio como Lee Hazlewood. El erotismo que destila Mosshart en dicha interpretación ha sido recogido en el EP “My Mistakes Were Made For You” de los excelentes y presumiblemente legendarios The Last Shadow Puppets.

La adictiva “U.R.A. Fever” fue el single de presentación del “Midnight Boom”, el tercer y más bailable disco de The Kills. Aunque ese tema sigue la senda de la hipnótica y machacona como “No Wow / Telephone Radio Germany” las comparaciones con el oscuro segundo largo se disipan con la llegada de “Cheap and Cheerful”. La entrada del dúo en la pista de baile no podría haber sido mejor (sin contar los notables remixes que artistas como Tiga, MSTRKRFT o Simian Mobile Disco habían realizado para los singles de “No Wow”). “I’m bored of cheep and cheerful. I want expensive sadness” se convierte en una verdad absoluta y en una de las máximas de la sociedad actual ante el hastío diario, con tanto poderío que ya es lema para camisetas. El carrusel continúa con las fantásticas “Tape Song” y “Getting Down” y desemboca con la triunfal “Last Day Of Magic”. Perfecta composición de ecos de Dostoyevsky que encuentra su traducción en la violenta pelea realista que se recrea en el videoclip. VV se desata con sus “My little hurricano, my little tornado”. Los coqueteos electrónicos se toman un pequeño descanso en “Hook and Line” y dan paso a la personal despedida del globo rojo del dúo, aunque para ellos es negro. Los juegos infantiles salen a la palestra y las palmas que tan bien funcionaron en “At The Back Of The Shell” vuelven en este sombrío y bello “Black Balloon”. La sobredosis de mojitos, tequilas y demás bebidas espiritosas que acontecieron durante la grabación del disco aparecen en “M.E.X.I.C.O.”. La guinda de “Sour Cherry” y la infantiloide y graciosa “Alphabet Pony” suben el ritmo del disco. La crónica actual de “What New York Used To Be” vuelve a dar la razón a los opinan la Gran Manzana es mucho más aburrida tras la ola de lo políticamente correcto de finales de los noventa y que siguió al 11-S. Despedida y beso en la frente con la velvetiana “Goodnight Bad Morning”.

Aunque la nueva gira por medio mundo continúe y los engranajes del cuarto disco empiezan a moverse, Alison Mosshart estaba dispuesta a dar otra nueva sorpresa: The Dead Weather, un nuevo supergrupo junto al mismísimo Jack White. Otro hiperactivo que no le debe bastar con The White Stripes o The Raconteurs y ha decidido crear un proyecto puramente rock junto a Alison (que aparece en los créditos del primer single como Baby Ruthless), el guitarrista Dean Fertita (Queens of the Stone Age) y el bajista Jack Lawrence (compañero de White también en The Raconteurs). La relación entre The Kills y Jack White se ha visto fortalecida gracias a la gira estadounidense de 2008 en que VV y Hotel abrían las actuaciones de The Raconteurs. Varias noches, VV era invitada al escenario para que interpretase junto a White himnos de The Raconteurs como “Steady As She Goes” o “Solute Your Solutions”. Así mismo, la banda de White ha versioneado en directo en varias ocasiones “Kissy Kissy”. El experimento conjunto salió a la luz en marzo con “Hang You From The Heavens”, una pieza no muy original pero sí talentosa, y con una cover del “Are ‘Friends’ Electric?”. de Gary Numan. Todo esto se ha confirmado con unas gigantescas actuaciones especiales en directo y un disco de culto bajo el nombre de “Horehound”.

El dejarse querer por los medios acaba por funcionar y el estampado de leopardo hace aparición. El dúo comienza su carrusel fotográfico por los medios. Si bien ya habían utilizado el libreto de “No Wow” como perfecto collage de sus miedos y náuseas vitales, Alison y Jamie comienzan a posar de buena gana para la prensa no sólo musical. El fantasma de la amargatofilia vuelve a planear cuando la buena de VV aparece en escena. La sensualidad de su delgada figura y su medida desfachatez a la hora de vestir la convirtieron irremediablemente en un icono postmoderno. Su gusto por los zapatitos dorados, las chaquetas con estampado de leopardo y los sombreritos la han convertido en la niña bonita de diseñadores elitistas como Marc Jacobs. Este desmesurado interés por la imagen, tanto de VV como de Hotel, les ha valido la mayor parte de las críticas de sus detractores. El recoger el testigo de Peter Doherty como novio de Kate Moss tampoco ha ayudado mucho. Se les ha llegado a tachar de grupo vacuo mucho más interesado en las sesiones fotográficas y dar el pego en el escenario que en la interpretación de las canciones. Nada más lejos de la realidad, la música es algo muy serio para el dúo, tanto como para provocar problemas y celos a la supermodelo al no dejarla cantar en directo con ellos. No se puede negar que a The Kills les encante la creación de una imagen ‘trendy’ de manual y que exista pose, tanto en sus directos como en su vida pública; pero lo que tampoco podemos negar es que exista gran parte de originalidad y saber-hacer intrínseco en sus decisiones estilísticas. Ni tampoco podemos obviar que a pocas las sienta tan bien los pantalones pitillo y las gafas de pasta gigantes como a Alison. Aunque fume como un carretero y se la cierren los pulmones, eso son nimiedades que no hacen sino potenciar aún más su atractivo.