Now Reading
Cuarto Piso: Una fábrica de canciones

Cuarto Piso: Una fábrica de canciones

Hoy en día es humanamente imposible manejar la cantidad de música nueva que aparece semana tras semana. Decenas de grupos se transforman en alternativas que se suman al menú del que nuestros oídos pueden degustar. Ante ese escenario -que nunca es malo, por cierto- y en esas circunstancias, ¿qué hace una banda para sobresalir del resto? ¿Cómo estar un paso delante de toda esa camada? Para Cuarto Piso, la respuesta es simple e intuitiva: buenas melodías, profesionalismo y dedicación. Hasta las últimas consecuencias.

La sala de ensayo de la banda, en algo así como el sótano de la casa de uno de sus músicos, es el lugar del encuentro. Ahí conozco en persona a Hugo Wachtendorff (voz y guitarra rítmica), Manuel Pizarro (primera guitarra y voces), Felipe Vilches (bajo) y Gonzalo Eyzaguirre (batería). Después de una presentación privada de algunos de sus temas, me invitan a salir al patio para lo que nos convoca. Y mientras caminamos, algo no deja de llamarme la atención: yo iba a entrevistar a una incipiente banda de rock pop. Pero lo que acabo de escuchar corresponde a una tremenda banda de rock.

Curioso, aunque no tanto. Más bien, una de tantas señales de cómo este grupo hace las cosas de forma distinta al común denominador.

PRIMER PISO: LO QUE FUE

Cuarto Piso parte cuando ustedes dos (Hugo y Manuel) se conocen. ¿Cómo se dio eso?

Manuel Pizarro: Carrete.

Hugo Wachtendorff: Amigos en común.

M: Guitarreando. De ahí nos juntamos a tocar covers, después Hugo me mostró sus temas. Me gustaron harto.

H: Hay canciones que yo hice el 2000, ponte tú. Se las mostré a Manuel, y esto empezó a salir. Compartíamos hartos estilos musicales en común; eso nos llevo a tocar, las ganas de hacer algo. Después él comenzó a componer…

Y se largaron. El 2008, llega Felipe.

H: También por… ¿tú lo conocías?

M: Sí, yo conocía al Pipe. Pero él es más viajero, era difícil pillarlo estable. Al final, al formar una banda, lo más difícil es encontrar la formación: con Hugo tocamos con 4 bajistas, 3 bateristas. Un par de presentaciones en vivo, ya como Cuarto Piso… y nunca había fiato.

¿Cómo salió el nombre?

Felipe Vilches: La explicación salió en una entrevista a Rolling Stone. Pero en realidad, no tiene una; cuando yo llegué a la banda nunca pudieron decirme por qué se llamaba así. Les gustaba fonéticamente, les parecía choro, pero nada más. Entonces, esa vez igual estábamos preocupados. Nos mandábamos mails, “oye, ¿qué pasa si nos preguntan por el nombre? Nadie sabe”. Tiramos como 4 o 5 alternativas cada uno.

H: En cada entrevista decimos cosas distintas.

F: Manuel inventó la que finalmente estamos usando… pero podríamos hacer otra para esta entrevista (risas).

M: Sí, es muy cliché ésa…

A ver, ¿cuál es la “oficial”?

M: La que tiramos ahí fue que ensayábamos en un cuarto piso (nunca), y después del ensayo nos asomábamos al balcón y nos preguntábamos qué pasaba al tirarse de ahí. Si te tiras del tercero, de repente sobrevives. Te tiras del quinto y mueres. El cuarto, no sabías si morías o no morías o quedabas pa’ la cagá (más risas), entonces… de ahí salió esta frase muy cliché. Era como, “el cuarto piso era el piso que estaba entre la vida y la muerte”, una weá así.

H: Pero no se aleja mucho. Igual, algunas de nuestras letras hablan de eso.

Sea o no sea, igual se compra.

H: Igual, es vendible (risas)

F: Zafamos.

Entonces, volviendo a cómo se juntan los cuatro. Felipe era viajero.

H: Un día yo estaba en su casa, teníamos un show y le dije que tocara con nosotros. Aceptó, pero sólo para eso.

F: Antes estábamos conversando para ver cómo los ayudaba con la grabación de sus maquetas. Yo estaba interesado en esa parte, producción. Y un día, estábamos en mi casa con otra persona que estaba invitando a Hugo a tocar. Él le dice que no tienen bajista, y el otro tipo me dice que toque yo. En realidad no tenía ganas, venía con mi cabeza puesta en otros proyectos. Pero decido tocar, y empezamos a preparar este concierto que al final se cancela… y yo quedé con el gustito de volver a colgarme el bajo. Años sin hacerlo.

H: Y ahí ya tuvimos al bajista. Aparte, somos amigos. Hay intereses comunes, y Felipe es muy profesional. Si se iba a meter, iba a ser para darle bien.

Después de la llegada de Felipe es cuando graban.

H: Primero maqueteamos en mi casa para no llegar en pelota a (Estudios) Triana, para que se hicieran una idea. Ni se parece a lo que es el disco.

F: Fue para que se dieran cuenta que las canciones tenían forma, un principio y un final, arreglos hechos. Una vez en el estudio, el disco no sufrió grandes cambios. Ya estaba cerrado.

H: Cambiaron sonoridades, quizás. Fue una experiencia bien rica, porque era primera vez que nos metíamos a un estudio. Nadie sabía cómo grabar un disco.

Ustedes graban con otro batero, y ¿ cuánto tiempo después llegó Gonzalo?

H: Unos dos, tres meses. Teníamos un baterista que tuvo un accidente semanas antes de grabar…

M: Se cayó de un ascensor y se cagó la mano. Según él alcanzaba a recuperarse, pero… no.

Gonzalo Eyzaguirre: ¿Pero se cayó el ascensor con él adentro?

M: No, andaba arriba de un ascensor en la Quinta Región.

G: Aaaaaah, iba subiendo…

M: Copeteado, se hizo el choro con su polola. Ella se quedó adentro, este hueón se subió al techo, se asomaba por la ventana. El ascensor iba subiendo, y de repente venía una viga. Y él estaba en el techo.

H: Se tuvo que tirar.

M: Podía haber quedado aplastado, pero la viga lo empujó y él cayó a los rieles, rodó hasta abajo, se sacó la chucha. Ahí quedamos sin batero.

H: Tres semanas antes de grabar el disco.

M: Según él, alcanzaba, pero le mirabas la mano y estaba hecha mierda. Al final, Jorge Fortuna (ingeniero de Triana con quien grabaron) nos dijo que tenía un batero. Cobraba, obvio, pero era músico de estudio: le pasábamos las maquetas, ensayos y listo. Leo Saavedra. Hizo una pega muy buena, funcionó como sesión. Pero nunca se afiató con nosotros. Súper buena onda, pero él vive 100% de la música y tenía su proyecto de jazz, otro de covers. Cuarto Piso era una bandilla más. Nosotros no queríamos eso.

Querían un batero que estuviera metido en el asunto.

F: Era lo que necesitábamos. Para llegar donde queremos es necesario alguien, no con exclusividad, pero si con prioridad y compromiso. Muchas veces Leo tenía que irse, o no estaba en la prueba de sonido. Y una de esas veces…

H: Gonzalo la hizo.

M: Tocábamos con los Tejado Pimiento.

F: La otra banda de Gonzalo. Y después de esa noche no volvimos a tocar con Leo.

H: Estamos ahí probando sonido y Gonzalo grita: “¡Oh, estoy tocando con Spin Doctors!”. Le encantó. Ahora es el baterista de Cuarto Piso, y creemos que ésta es la banda. Aparte, nos hicimos todos súper amigos.

SEGUNDO PISO: LO QUE ES

Cuarto Piso saca disco este año. Pero antes de eso, ustedes publican no uno, sino dos EPs.

F: Y un DVD.

Exacto, el videoclip de su primer single, ‘Dime’. ¿Qué motiva que editen ambos EPs, y con tanta antelación? (septiembre y diciembre del 2009, respectivamente)

F: Nosotros no tenemos experiencia en esto. Pensamos en una estrategia y creemos que está en lo correcto.

H: Trabajando a pulso.

F: En el fondo, estamos probando. Si los singles funcionan, si podemos entrar al mercado. Lanzar un disco sin que te conozcan es arriesgado. No estamos poniendo toda la carne a la parrilla, pero sí el trabajo de años. Además, es una forma de generar noticias: que los conciertos tengan un motivo. Lanzar un EP, celebrar la tocata número 50… Tocar por tocar, la competencia es grande, 15 bandas por noche, la mayoría son buenas. Lo demás, es olfato – que puede no estar bueno, también. Pero somos arriesgados. No tenemos problema en tomar fierros calientes.

El disco que sale este 2010, ¿es el mismo que grabaron en Triana el 2008?

H: Exactamente el mismo. Once canciones, de donde salen nuestros dos primeros sencillos, ‘Dime’ y ‘Eternamente Intermitente’. Para ir familiarizando a la gente, que quieran tener el disco después.

M: Y para buscar algún tipo de auspicio, si es posible.

Lo que ustedes hacen es a tientas. Pero, ¿tienen algún referente nacional, en términos de cómo hacer las cosas?

F: No, y es una pega que debimos haber hecho. Muchas veces te encuentras contra la muralla y dices, “puta, está mal lo que estamos haciendo”. Yo no conozco ninguna banda que en su primer disco haya sacado 2 EPs y un DVD.

H: Lo que hace la mayoría es meterse a un estudio a grabar dos o tres canciones, que después promocionan.

F: Lo nuestro es curioso. Además, había una espinita clavada. Los chicos querían cerrar una etapa registrando el material. Una vez hecho eso, se podía entrar a la siguiente: componer todos juntos. Porque yo llegué y estaba todo armado.

Desde entonces a ahora, ¿cuánto ha cambiado su sonido, en estos dos años?

F: Nada. Hemos perfeccionado nuestro equipamiento, pero el sonido no varió.

M: O sea, después de este 2009 en que que tocamos harto en vivo, no sonamos igual que en la primera tocata, obvio. Te subes más veces al escenario y mejora tu sonido. Partimos sin sonidista, y ahora tenemos uno de cabecera, que nos conoce. Trabajamos con un roadie, que antes no teníamos. Ciertas cosas cambian.

Precisamente, son una banda con un montón de profesionalismo para ser nuevos. No sólo por un tema de trabajo o de enfoque, sino también porque tienen vestuarista, sonidista, roadie. ¿Cómo surge esa necesidad?

H: A través del trabajo. En un minuto, vimos que no podíamos seguir tocando sin sonidista, ni roadie. Para un show fluido necesitamos a alguien ahí, así como necesitamos que nos asesoren la imagen. Queremos marcar diferencia en esos detalles.

Me llama la atención el tema de la evolución del sonido, y les preguntaba al respecto no sólo por las tocatas y la experiencia, sino porque el baterista, Gonzalo, entra cuando ya todo grabado. ¿Cómo ha sido para ti adaptarte a temas ya hechos: les has puesto de lo tuyo, te has amoldado…?

G: Leo fue compañero mío en la Escuela Moderna (de Música), tocamos juntos en un ensamble de latin jazz. Entonces, cuando supe que había grabado las baterías, antes de oírlo sabía que era un excelente trabajo. No he querido cambiar mucho, sólo he puesto algunas cosas, los sellos de mi sonido. Cuando tengo algún solo de batería en vivo muestro un poco más mis influencias. Pero es curioso: harta gente me ha preguntado si yo grabé el disco. Dicen que tocamos parecido, y eso está bueno, también. No tengo problema en que nuestras canciones suenen en la radio, me pregunten y yo responda que el Leo grabó. Ha sido una buena experiencia, porque copiando se aprende mucho en la música. Tratando de querer ser alguien, al final, sacas tu propio yo.

Tú mencionaste el tema de las influencias. En función a cuando grabaron el 2008, ¿qué los influenció para ese material?

M: Yo siempre escuché rock anglo. Muy poco en castellano. Cuando me junté con Hugo, me mostró más cosas y me dio pie para atreverme a componer. Siempre hacía melodías, pero una canción con letra y todo, nunca. Ahí descubrimos el rock latino – Spinetta, por nombrarte a alguien, que tiene mucho donde mirar.

H: Uno tiene varias influencias, y al final se van mezclando y creando tu propio estilo. Es difícil encontrarlo, pero hemos trabajado harto en eso.

G: Igual, yo tuve la oportunidad de oberservar desde fuera, y yo veía una banda que caía en un rock noventero.

H: Es un poco nuestras ganas de… yo siempre he tratado de plasmar el recordar algo que nunca he escuchado.

La familiaridad del sonido que estás oyendo.

G: Exacto.

Y cuando se hicieron músicos – o más bien, cuando empezaron a serlo, porque uno nunca deja de hacerse músico, ¿qué los influenció, individualmente? ¿Qué los hizo entrar a la música?

F: Tengo un antes y un después de escuchar el Rock and Roll Over, de KISS. Lo otro que me llamó la atención, y me dejó cagado de susto por años, fue la carátula del The Number Of The Beast, de Iron Maiden. Me gustaba esa sensación del miedo, y empecé a irme por ese lado: Asset, Judas Priest, Maiden. Después tuve la suerte de colgarme un bajo y tocar un fa. Nunca me voy a olvidar: me dijeron, “oye, esta canción tiene dos notas, tienes que poner un dedo acá y otro acá”. Entraba toda la banda primero, y después yo con el fa, y cuando entraba decía “¡conchetumadre, aquí recién empieza a haber música!”. Me daba el bajo fuerte en la guata. Ahí me di cuenta: no es la guitarra, no es nada. Es el bajo. No he estudiado, aunque debería. Soy curioso, soy mirón. No me gustan los bajistas rápidos, que tratan de hacer hartas cosas, no. Soy de la corriente de la simpleza.

¿Y esas influencias previas, se reflejan en lo que haces ahora?

F: Ésa es la música que entró a mi vida por defecto. Cuando pude elegir la música que consumía, vino la influencia que yo pongo en Cuarto Piso, más noventera: Pantera, Rage Against The Machine, Metallica, Guns N’ Roses.

¿Y en tu caso, Gonzalo?

G: Por el pop. Y la persona que me hizo querer dedicarme a la batería… a esa edad en que tú no tienes peros ni prejuicios con la música, que no hay nada ni muy cursi ni muy gay, fui a ver a Maná con mi hermano. Nunca se me va a olvidar cuando vi a Alex González, su baterista, a quien le tengo una gran admiración: cómo tocaba, su sonido. su show. De ahí en adelante, rock en español: Fito, Pedro Aznar. Me di cuenta que si uno escuchaba a Aznar era más culto (risas), y empecé. El Flaco, también, que ha sido siempre un grande. Charly. La música afrolatina, después. Y hace unos tres o cuatro años me metí en el rock de buena calaña, como Muse o Audioslave (que en paz descansen). Spin Doctors, me encanta. Y ahora me estoy enamorando de Pearl Jam. Pero yo me formé por el pop, creo que soy un popero con raíces de rock.

Manuel, juegue.

M: Empecé a tocar guitarra porque había una en mi casa, de mi papá, que sabía tocar una canción.

F: ‘El Gorro de Lana’.

M: No, sabía tocar… ‘Mi Querido Viejo’, de Piero. Y ‘House Of The Rising Sun’. Esas dos. Después nos cambiamos a un condominio, me hice amigo del vecino del frente, que tocaba guitarra y se sabía temas de Guns N’ Roses, ‘Patience’. Con eso empecé, con el Lies! (1989), bien fogatero, con guitarra de palo. Ahí me embalé. Y siempre me ha llamado la atención el equipamiento. He cambiado de amplificador como ocho veces, buscando encontrar un sonido propio. Lo que tiene una canción nueva de Red Hot (Chili Peppers): sabes que son ellos, porque la guitarra de Frusciante es de esa manera. O Rage Against The Machine, escuchas y sabes altiro que es Tom Morello. O con los riffs de Led Zeppelin, o la guitarra de David Gilmore.

F: The Edge, también.

M: Y como influencias, los mismos guitarristas que te he nombrado: Page, Gilmore, Clapton, Hendrix, Stevie Ray Vaughan. Pegado ahora con John Mayer. Clapton decía que él era súper tímido, y nunca hubiera podido subir a un podio y hablar. Pero se podía subir con una guitarra. A mí me pasa eso – todavía no puedo hablar mientras tocamos, jamás. Estoy escondido, si me subiera a un escenario solo, me cago de miedo.

Pero para hacer segundas voces, hay algo de trabajo en ese aspecto.

M: Al principio desafinaba mucho. Hasta el día de hoy. Gonzalo, que tiene estudios de canto, me ayuda a vocalizar, me da tips de respiración. Pero me falta. Me encantaría tomar clases de canto, creo que si pudiéramos cantar todos en la banda, sería mejor aún. Lo que pasa con los Beatles, de repente, en que hay tres armonizaciones de voces, lo encuentro increíble.

G: ‘Because’, hueón, es una muestra de una armonía muy rica.

¿Y en tu caso, Hugo, cómo entras a la música?

H: Mi viejo. Raya con la música. Desde chico escuchaba harto jazz, Pat Meheny, Pink Floyd, Led Zeppelin. Empecé a cachar que me gustaba. Y en los noventas, rayé con Nirvana, Alice In Chains, Pearl Jam, tenía bandas tributo y trataba de imitar a Eddie Vedder.

¿Hijo del grunge?

H: Me encantaba esa onda. Después entré a la Escuela Moderna y se me abrió el mundo. Me saqué muchos prejuicios, porque me creía grunge y era la única música que existía para mí. Conocí a Fito, Aznar, Spinetta. Me influencié por ellos y mis composiciones ahora son así. Tienen harto de mis raíces noventeras, pero con influencia latinoamericana.

Ya, pasamos la dinámica individual, volvamos a la grupal. Hay dos apreciaciones bien comunes sobre sus singles. Una, la influencia argentina, en la voz y el fraseo rápido. Pero también se intuyen esas raíces anglo, definidas por una cuestión de estructura. ¿Es así?

H: Al componer no pienso en estructuras. Fluye. Plasmar lo que se siente, hacer un riff. La mayoría de las veces, eso sugiere una melodía. La música y los acordes, una letra. O uno escribe y la letra te inspira música. Todos tenemos esa influencia popera, y sale con esa estructura por eso – pero no porque nos pongamos esa misión de componer con estructura clásica. Un par de canciones no tienen coro, y qué importa. No nos limitamos.

¿Y no hay relación entre eso y la elección de los sencillos?

H: Intentamos asesorarnos. Le preguntamos a productores, ingenieros, qué les parecía tal canción. Los conciertos, también, en que la gente se aprendía más esas letras.

F: En el caso de ‘Dime’, lo elige un tercero. Un productor importante de la música latinoamericana, que no sé si valga la pena mencionar, nos dijo que esa canción era genial. A raíz de eso decidimos que ése fuera el primer single. En algún momento quisimos que ‘Eternamente…’ fuera el primero, pero no identifica tan bien el alma de este disco. Identifica el alma de la banda, como conjunto, pero no la del del álbum, que es lo que queremos potenciar como producto. Por eso, optamos por ‘Dime’.

Las letras de sus canciones hablan de la mujer, de la relación del hombre con el mundo. Pero, ¿cuáles son las temáticas específicas de los sencillos?

H: ‘Dime’ habla de la pérdida de un ser querido. De querer volver a verlo en alguna parte. De echar de menos, buscar en algún lado, poder contactarse con esa persona. La hice hace mucho tiempo. Y ‘Eternamente…’, la hizo Manolito.

M: Pensando en el amor entre hombre y mujer. En el fondo, habla de los altos y bajos de uno en la relación con otro. Pipe me dijo que lo relacionó con su bajo, con la música. Yo lo hice pensando en una mujer. De que este amor pleno y para toda la vida, en verdad, no existe. O existe, pero no de manera plena todo el rato.

F: Es un vaivén.

M: Como esa frase que dice “el sabor a dulce se disuelve, dura unos minutos y el resto es vivir”, algo bien típico y bien sabido, que lo quise llevar a letra.

F: Y cuando yo leo la letra, Manuel me la presenta y para mí fue mi relación con la música. Así es como yo interpreto la canción. Los que podemos hacer música tenemos una oportunidad inmensa. De crear, hacer sentir, sensibilizar con tu interpretación. Creo que a un pintor, a un bailarín, a un acróbata le pasa algo muy similar. Me siento súper agradecido de la vida de poder plasmar mis sentimientos, mis emociones, mis miedos, mis angustias, mis logros, mi felicidad, a través de mi bajo, y de lo que podemos hacer como Cuarto Piso. Eternamente intermitente.

TERCER PISO: LO QUE SERÁ

Metas a corto y a largo plazo para ustedes, como banda.

G: ¡Ser famosos! (risas)

M: Hacer de esto un oficio que, ojalá, dé para lo mínimo. No tener que estar siempre metiendo lucas. Ojalá podamos ir a una tocata donde haya mucha gente, que nos inviten a una como el Vive Latino. Hemos ido a ver bandas y creo que nuestra presentación en vivo está por sobre algunas que están tocando en grandes escenarios. Así como unas suenan la raja, otras están ahí… no sé por qué chucha (risas).

F: Hemos trabajado en eso. Hay metas que son inevitables: a fines de mayo vamos a lanzar el disco y es así, más allá del formato o los modos. También tenemos la grabación de nuestro segundo videoclip, ‘Eternamente…’, que queremos lanzar al mismo tiempo que el álbum. Una meta a mediano plazo, entrar a radio. Y ya a mediano/largo plazo, fin de año, la grabación de un segundo LP. Mientras estemos tocando, hacer la preproducción.

Con la experiencia ya del primero.

F: Tenemos una bitácora, con todo lo bueno y lo malo del anterior. Sacamos muchas cosas en limpio.

M: Personalmente, creo que nuestras canciones son buenas, pero no se diferencian tanto. Ésa es una meta mía para el próximo disco: lograr un sonido muy propio, salir de la masa.

El tema de la radio, no es primera vez que me lo mencionan.

F: Para nosotros es importante. Vamos a entrar, pero no sabemos cómo. Hay que pagar parrilla, ser amigo de alguien, caer en gracia. Pero eso es acá, porque tenemos ‘Dime’ sonando en Venezuela, tres o cuatro veces al día. Eso dio pie a que nos invitaran a un festival: a fines de mayo, teloneamos a Los Amigos Invisibles.

G: No sabía.

F: Es una tremenda banda. Ese tipo de cosas llama la atención: acá está todo cerrado a un círculo, los mismos de siempre. ¿En qué momento viene el recambio? Muchos grupos de la nueva generación, lamentablemente, van a morir en el intento.

M: Algo pasa, una turbiedad rara.

F: El video de ‘Dime’ salió rechazado de Via X, después de cuatro meses esperando revisión. Entiendo que puedan haber diferencias de opinión, o no entra en una línea editorial… Pero después de cuatro meses, oye, hueón explícame por qué.

M: Por último, que te digan que la imagen está mala, que no es el caso. En Via X te puedes encontrar cualquier boludez. Así como hay videos muy buenos, también hay bodrios muy malos. Entonces, ¿por qué están ellos en parrilla? Es raro.

F: Esto es nuestra PYME, desde el momento en que generamos trabajo para terceros. Tú puedes decir que es menor, que no tenemos ni uno. No importa. Nosotros ya la estamos haciendo profesional. Ésta es nuestra empresa y vamos a luchar para sacarla adelante. Así como tres amigos se juntan y ponen una pizzería, o una fábrica de calcetines. Nosotros somos una fábrica de canciones y es por lo que nos vamos a jugar. Hasta las últimas consecuencias.

¿Y cómo sienten la respuesta en vivo?

F: Me llama la atención. A la primera tocata del 2009 llevamos 25 personas; a la última, 400. Estamos creciendo. Al principio era gente conocida, pero llegó un minuto en que al grueso de la gente no lo había visto en la puta vida.

M: En Facebook, lo mismo. Te empieza a agregar gente que no es amiga de nadie. Llegan, preguntan.

H: Empiezan a postear. Les gusta lo que hacemos. Gente de regiones, también.

M: Que pide que vayamos allá. Pero para hacer una gira hace falta más infraestructura. Que creo que se viene, de todas maneras.

El debut, ¿han considerado la posibilidad de lanzarlo de forma virtual, o están sólo enfocados al formato físico?

F: Está considerado, lo uno no es excluyente de lo otro. Va ser lanzado en las dos formas, de todas maneras. Los singles ya están disponibles gratis. No es que sobrevaloremos nuestras canciones, pero tampoco creo que es bueno regalar nuestro trabajo. Tiene un valor lejos de lo comercial: hacemos esto porque es una necesidad para nosotros, no algo impuesto. Entonces, viene el valor agregado de que tú estés poniendo corazón, tiempo y plata. Pero estamos dispuestos a funcionar como funciona el mercado el día de hoy.

Hace un rato hablábamos de las influencias originales. ¿Qué música han estado escuchando ahora último, qué les ha gustado?

G: Kings Of Leon. Antes jugaban a ser The Strokes, pero ahora sacaron Only By The Night, y juegan a ser la banda clásica de rock pop. Y Américo, también. Me ha llamado harto la atención.

F: ¿Sí?

M: Sí, creo que es un fenómeno. Nada que ver con Cuarto Piso, pero la música es trayectoria y tiempo. Los grandes fueron chicos alguna vez, y este tipo lleva diez años trabajando.

F: Más. Yo estoy escuchando el último de The Shins, súper bueno. El último de Pearl Jam, Them Crooked Vultures, Chickenfoot, MGMT. Arctic Monkeys me vuela la cabeza.

H: The Kooks, también.

G: Hay una banda muy buena que se llama Portico Quartet, son notables.

F: Y de bandas chilenas, El Bueno, El Malo y El Feller. Me encanta.

M: Me llama la atención que hace tiempo el pop lidera las ventas. Imagen, producción. Uno puede pensar que el rock ya no existe. Pero de repente llega Dave Grohl, con cualquier banda, y te hace ver que está vivo. Los mismos acordes de una canción de Nirvana, más producida – pero muy power, con una energía… El rock dura para siempre. Alguien que no hace nada nuevo, pero sí muy enérgico. Para mí, Dave Grohl es un talentoso.

Cerrando: hay mucha gente que no ha escuchado Cuarto Piso. Otros que sólo los conocen de nombre. Quien lea esto puede preguntarse como suenan, y es cierto, pueden escuchar los singles, ver el video de ‘Dime’, hacerse una idea. Pero me gustaría que ustedes dieran una suerte de definición de ustedes mismos, quiénes son y cómo suenan.

F: Es la formación clásica de una banda de rock: dos guitarras, bajo y batería. Pero son canciones donde lo que importa es la melodía, y los instrumentos le dan el color. Perfectamente podrían ser tocadas por un cuarteto de cuerdas, por máquinas o pianos. Lo importante, lo que nos separa del resto (porque hice el ejercicio el año pasado y vi todas las bandas chilenas que pude): nuestro sonido en vivo es súper característico. La impresión que te queda con el disco es mucho más melódica, más melosa. Está correctamente armado, suena bien, pero no rescata nuestra esencia en vivo. El poder, uno de nuestros grandes haberes. Nuestro sonido.

M: En el fondo, el mensaje es súper claro: son melodías que se te quedan…

H: Oreja.

M: No me gusta decir que son canciones oreja.

G: Melodías con guitarra y voz.

M: Una persona va a una tocata y no es raro que, a lo mejor, se vaya tarareando alguna de las canciones. La última que tocamos, o la que más coreó la gente. Y eso que en vivo suena súper crudo. Porque en el fondo, es eso: mensaje, melodías súper directas, pero tocadas por una formación de rock.


Cuarto Piso se presenta este viernes 29 de Enero en El Clan, y POTQ regala dos entradas doble en este link. Si quieres oír más de ellos, puedes visitar su POTQ Escucha y descargar su primer sencillo, ‘Dime’; o bajar el segundo, ‘Eternamente Intermitente’, desde el link a continuación.

Download:

MP3: Cuarto Piso – Eternamente Intermitente