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The Cranberries: la otra mitad de este 26 de enero

The Cranberries: la otra mitad de este 26 de enero

Hoy, martes 26, es un día especial. Pocas veces se ha dado que se presenten dos espectáculos de tal calidad la misma noche (tres, si se cuenta a Joaquín Sabina). Y si, es cierto, lo de Metallica ha sido tema en esta página. De hecho, le hemos dado como bombo en fiesta a Hetfield y compañía. Pero ya es hora de darle tiempo y espacio al otro cuarteto que se presenta en Santiago, a la banda que toca en el Movistar Arena. Ya es hora de que hablemos de The Cranberries.

Porque sí, es cierto, son públicos absolutamente distintos. Estilos, de frentón, incomparables. Unos son pura potencia, ira, in your face. Emblemas del thrash metal. Mientras que los otros, orgullosos representantes del pop de herencia celta, con temáticas que van desde lo trágico a lo etéreo. Con un sonido característico, cuya pieza clave es la voz inconfundible de Dolores O’Riordan.

Y aunque la banda nació en 1989 (bajo el nombre de The Cranberry Saw Us), ella llega después. Tras la salida de Niall Quinn, el primer frontman del grupo, Dolores tuvo que audicionar y hacer letras para demos (uno de ellos, una cancioncita desconocida que lleva por título ‘Linger’) antes de unirse de forma definitiva a Noel Hogan (guitarra), Michael Hogan (bajo) y Fergal Lawler (batería). Y como dice el cliché, lo demás es historia.

Cinco discos, desde Everybody Else Is Doing It, So Why Can’t We? (1993) a Wake Up and Smell The Coffee (2001) – y las dos producciones solistas de su vocalista, después, que la trajeron a Chile en ese entonces. Singles que han marcado a más de una generación ya. Melodías inconfundibles. No es que hayan hecho algo inédito: es que lo hicieron de una forma única, con un sello propio, muy personal, que resiste perenne el paso de los años.

¿Acaso conoces a alguien que confunda ‘Dreams, ‘Salvation’ o ‘Zombie’, con otra banda? Yo no. Y no es casualidad. Es una consecuencia inevitable. Es parte de un legado. No son monstruos como los que se presentan en el Club Hípico, evidente. Pero, ¿importa, acaso? ¿Cambia eso, de alguna forma, el hecho inevitable de que mañana van a llevar a miles de personas a verlos en vivo? No. Para nada.

Hay gente con la capacidad de crear letras y sonidos memorables. Hay quienes tienen un talento innato para crear esa canción. Ésa que hace de telón de fondo a los recuerdos. El 25 de agosto del 2009, cuatro músicos que tienen ese don anunciaron su regreso. Y hoy en la noche suben al escenario del Movistar Arena no sólo a repasar su carrera; sino, precisamente, a crear nuevos recuerdos. Porque de que va a ser memorable, no cabe duda alguna.



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