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Bon Iver – Bon Iver, Bon Iver (Jagjaguwar)

Bon Iver – Bon Iver, Bon Iver (Jagjaguwar)


En noviembre del año pasado, Javier Barría lanzaba “El Diminutivo del Frío” para libre descarga. Era plena primavera. Por esos días, era inevitable pensar que ese muy buen trabajo se vería realzado por el clima frío y, por qué no, sería una banda sonora ideal para el invierno. Casi ocho meses después, es bastante probable que, en este preciso momento, en el hemisferio norte haya más de alguien pensando lo mismo de “Bon Iver, Bon Iver”.

“For Emma, Forever Ago” (2008), la ópera prima de Bon Iver, tenía ese mismo “algo”. Esa misma evocación sin palabras al encierro, a la madera, a la nostalgia que viene inevitablemente de la mano con esas bajas temperaturas. Pero lo que entonces era circunstancial -la estadía forzada por tres meses de Justin Vernon, la mente tras este proyecto, en una cabaña en su natal Wisconsin, que tuvo como resultado la creación de su ópera prima-, en su sucesor ya se ha transformado en un sello inconfundible.

No faltará quien crea que esto es sinónimo del camino fácil, de jugar la segura. Nada más lejos de la verdad, en este caso. Es de conocimiento público que Vernon buscó lo contrario: “cambiar” su voz, pasando de componer todo por sí solo a trabajar con una serie de músicos que modificaran el escenario sonoro de este elepé. Y es cierto que la riqueza de esta obra, en cuanto a arreglos, es indiscutible. Los vientos, las mandolinas, todos los nuevos detalles y complementos son una delicia al oído. Pero, ahí donde la forma se hizo más sólida y fuerte, ahí donde cada canción vibra de energía, el color de fondo se mantuvo intacto. Ya sea en solitario o con la plétora de instrumentistas que lo acompañan, el efecto es el mismo.

Y no es sólo eso. Es la intención. La honestidad de su poesía, la sinceridad de su voz y sus melodías siguen siendo tan buenas compañeras de viaje como antes. Y a la larga, así se puede explicar de qué va este hermoso disco. Es lo mismo, pero no es igual. Ahí está, en simultáneo, su mayor fortaleza o su peor defecto. Todo depende de quien esté escuchando.